Una noche de verano

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Pastelería Nougat, València

Viruta Lab diseña Nougat, una pastelería en València que, en su nueva versión estética, respeta la esencia, la estética y el dulce aroma de una noche de verano en casa de los abuelos.

El olor del pan recién hecho, de las crepes con azúcar, de los bizcochos de yogur y limón saliendo del horno. Aromas inconfundibles y familiares que transportan a aquellas interminables tardes de verano en casa del pueblo de los abuelos. Cuando los últimos rallos de sol caían sobre el porche color verde deslavado, sobre la inolvidable mecedora de mimbre con el cojín de pata de gallo. Recuerdos íntimos y personales que evocan la esencia del hogar.

Así nace Nougat, una pastelería tradicional en el corazón de València. En este espacio de 55m2, el estudio creativo de arquitectura Viruta Lab devuelve estos recuerdos a los visitantes a través de su interiorismo. Un local inicialmente frío por la desnudez de sus suelos y sus estructuras de hormigón. En él, Viruta Lab proyecta grandes armariadas y revestimientos en madera de pino otorgando una sensación cálida y amable. Además, el estudio elimina el acero inoxidable de la materialidad y neutraliza la estética de la paleta de grises que imperaba en el espacio. Los altos techos están vestidos por paneles de rejilla de mimbre colocados a diferentes niveles, de forma que crea una atmósfera envolvente y acogedora. Estos paneles aparecen como hilo conductor del espacio, un velo cálido que contrasta con los elementos más industriales. Este velo se extiende hasta las paredes, las puertas de acceso y la irresistible barra. Un original recurso que, además, ayuda a disipar las fuentes lumínicas artificiales mientras crea un efecto homogéneo en la iluminación.

En un espacio de dimensiones reducidas, el estudio dibuja en la pared trasera del mostrador diferentes retículas de madera natural con fondo negro para aportar geometría y dar ritmo a los fondos de perspectiva. La paleta de colores de Nougat invita a dejar volar la imaginación. Un tono verde lavado, casi onírico, predomina en el espacio. Se trata de un color que evoca armonía y serenidad, la magia y la desconexión de las noches de verano. Su contraste con la madera y con el hormigón fratasado del pavimento materializa un diseño de interiores muy acogedor, repleto de reminiscencias tradicionales.

Proyecto: Viruta Lab. Arquitectos: María Daroz y David Puerta. 
Fotografías: David Zarzoso.

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