El local, situado en la planta baja de un edificio singular, afectado por la protección de patrimonio, se presenta como un espacio angosto e irregular, con un patio al fondo que aporta esa luz necesaria para salvar la inevitable sensación de cueva. Se proyecta un local en el que la rotación de gente es la mayor premisa, por lo que una gran parte de la superficie está ocupada por la barra y una interminable mesa corrida alta.
El vestíbulo de entrada sirve de aliviadero para aquellos que no consiguen un lugar en el acomodarse. El almacén y los aseos quedan ocultos tras un muro de espejo, conformado por dos grandes paneles correderos y uno fijo. La cocina abierta permite ver desde el comedor toda la elaboración de los productos de principio a fin, convirtiéndose en un reclamo más del local. El patio trasero es un respiro para los días soleados.
Estéticamente, se presenta como un local de corte industrial vintage. No obstante, se han querido enfatizar ciertos elementos propios del local y de la arquitectura compostelana, recurriendo a artesanos canteros y metalistas, con el fin de conseguir un resultado auténtico, sin recurrir únicamente a elementos industrializados.
Proyecto: Estudiotreintaiuno. Fotografías: Victor Vigo. Pepe Paya. Cardenal Payá 8. Santiago de Compostela.