“Creamos espacios que cuentan una historia”
Raquel Lázaro
Estudio Lázaro es un joven taller de interiorismo ubicado en Bilbao y fundado por Raquel Lázaro, una interiorista con espíritu de arquitecta que siguiendo los pasos de su padre Carlos Lázaro, un arquitecto con espíritu de interiorista, ha heredado su pasión por la profesión.
Eclecticismo, estilo francés, industrial… ¿cómo defines tu estilo?
No creemos que tengamos un estilo definido ni nos gusta encasillarnos en uno concreto. Siempre intentamos adaptarnos al propio estilo del cliente o de los requisitos que pida el proyecto. Seríamos incapaces de trabajar siguiendo una única corriente. Para mí es como si escuchara siempre la misma música o como si siempre te disfrazaras de lo mismo en Carnaval. Las diferencias que existen entre los proyectos que realizamos hacen que consigamos sorprender a la gente cuando averiguan que es uno de nuestros trabajos.
¿La herencia profesional de Carlos Lázaro es visible en tu trabajo?
Claramente tanto a mi como a mis hermanas, ambas arquitectas como él, nos ha influido muchísimo la profesión de mi padre. Pasábamos horas y horas en su estudio y visitábamos obras con él los fines de semana. Él mismo siente pasión por su profesión y nuestras vacaciones siempre estaban ligadas a la visita de edificios emblemáticos por toda Europa. Por otro lado, fue mi padre quien me animó a estudiar interiorismo. Siempre ha trabajado mano a mano con interioristas y ha sentido gran respeto por nuestra profesión, mientras que muchos arquitectos nos descalificaban en aquellos tiempos. Nos veían como cuelga cortinas y nuestro oficio va mucho más allá del puro atrezo.
¿Te consideras cercana a la filosofía del Slow Design?
La palabra slow en general no es algo que identifique a mi persona. Soy tremendamente hiperactiva, no puedo estarme quieta y mi agenda es de vértigo. Los proyectos de interiorismo normalmente requieren de una velocidad que ojalá fuera otra… pero es la realidad y es algo a lo que mi equipo y yo estamos muy acostumbrados. Somos más bien fast design.
¿Estáis muy cerca del espíritu del negocio ¿cómo se hace desde el interiorismo?
Si, es verdad que no es lo mismo tener a un particular como cliente que a una empresa. Los proyectos de particulares son normalmente proyectos de vivienda. En estos casos, lo habitual es que la gente se juegue los ahorros de su vida y sus necesidades e inquietudes son muy concretas y tremendamente íntimas, por lo que requieren de una gestión que a veces roza más la psicología que otra cosa. En cambio, cuando trabajas para una empresa el trato es mucho más profesionalizado, el desarrollo del programa de necesidades es mucho más abierto y participativo e incluso creativo. Por otro lado, ejecutamos muchos tipos de negocio distintos y la fase previa de investigación de cada uno de ellos requiere un tiempo de estudio de usos, ordenanzas y objetivos que, desde mi punto de vista, es la parte más importante del proyecto para que luego todo salga bien. Es algo que particularmente me apasiona, ya que ese estudio previo me parece muy interesante y creativo.
¿La arquitectura debe llegar hasta la manilla de las puertas?
¡Por supuesto que sí! Esto es algo que quizá se haya perdido con el tiempo, pero antes los arquitectos diseñaban hasta las manillas y mobiliario de sus edificios. Ahora no es que las diseñen, pero sí que es labor del arquitecto elegir cada elemento del edificio que ha proyectado. Es verdad que en este país a veces hay una falta de respeto tremendo hacia este sector y al final acaba eligiendo las manillas el contratista de turno…y así tenemos cosas que no funcionan para nada.
La salud de un espacio ¿tiene relación con el compromiso con el medio ambiente?
Yo desde luego así lo veo. Hay un tema que me obsesiona de siempre y son los espacios bien aislados y ventilados. Es un poco la base del passivehaus, mejorar la eficiencia térmica y controlar la ventilación y así evitar un consumo de energía innecesario. Nosotros, desde luego, siempre se lo recomendamos a nuestros clientes, así como el uso de materiales lo más sostenibles posibles y a poder ser km 0. En ese sentido, sí tenemos filosofía slow design.
¿Cómo se gestiona la respuesta emocional a vuestro trabajo?
Como he comentado, hay una parte de nuestro trabajo que requiere de muchísima psicología. Cada cliente que tenemos es único y hay que entender que es lo que quiere. Muchas veces para ellos es muy difícil explicar lo que está en su cabeza. Por eso es muy importante escucharlo para así poder hacer una buena definición de programa. No siempre es fácil acertar a la primera, pero ahora las herramientas de trabajo como las infografías hacen que el cliente visualice con mucha más facilidad el resultado y así no haya sorpresas. En la fase de diseño es así, luego entra el factor obra que es otra película. Ahí yo creo que siempre hay una fase de crisis. Procuro explicar a mis clientes que en construcción siempre ocurren cosas. En un proceso constructivo interviene muchísima gente y cualquiera es susceptible de cometer un error. Pero también tenemos la suerte de que en interiorismo el 99% de los problemas tienen solución.
LÁZARO ESTUDIO. Alameda Mazarredo 35, 4º C. 48009 Bilbao.
Fotografía retrato: Jon Romaña Kelly.