“Huimos de las respuestas inmediatas en el desarrollo de los proyectos”
CARLOS BERMÚDEZ, DIANA HERNANDO
ESTUDIO BHER ARQUITECTOS
Estudio Bher nace oficialmente en 2010, tras años de trabajo en equipo desarrollando concursos e ideas. Se trata de un equipo de profesionales exigentes con ellos mismos que creen firmemente en la responsabilidad de la arquitectura para con la sociedad, huyendo de las respuestas inmediatas en el desarrollo de los proyectos.
¿Cuál es la responsabilidad de la arquitectura para con la sociedad?
Toda. La arquitectura trabaja para la sociedad y ha de dar una respuesta responsable a sus necesidades. Jugamos, trabajamos, habitamos, reímos, nacemos, lloramos… en lugares que alguien ha “diseñado”, lamentablemente no siempre con acierto.
Nuestra responsabilidad como arquitectos reside en contribuir a mejorar continuamente esos lugares, porque su calidad tiene una incidencia directa en la calidad de nuestras vidas. La sociedad demanda espacios para la convivencia, inclusivos, accesibles, sostenibles, y nosotros debemos poner a su disposición nuestro amplio bagaje de conocimientos técnicos para lograrlo. Si no nos implicamos, la sociedad seguirá sin nosotros pensando que la arquitectura es solo una cuestión de “gusto”.
La casuística de un proyecto es compleja y son muchos los agentes que intervienen de principio a fin; nosotros hemos de ser capaces de integrarnos en esa realidad y encauzar todos esos intereses –a veces dispares y a priori chocantes– hacia un objetivo último común: conseguir el mejor resultado posible para la problemática concreta que plantea cada proyecto.
Una historia muy breve del estudio…
Nos conocimos al iniciar nuestros estudios de Arquitectura en Valladolid. Y desde entonces hemos compartido muchas experiencias y conocimientos. Surgieron algunas oportunidades para hacer proyectos por nuestra cuenta, y decidimos arriesgar y fundar Estudio Bher Arquitectos. Estábamos en plena crisis económica; no ha sido un camino fácil, pero haber apostado por la calidad nos ha permitido llegar hasta aquí con un porfolio de proyectos y obras realizadas muy variado e interesante.
¿Qué aporta la experiencia previa en estudios internacionales?
En nuestro caso fue Londres, en estudios de gran escala. En términos de gestión del trabajo, escala de proyectos, etc., es totalmente distinto a lo que vivimos a diario en nuestro “microestudio”. Para hacer arquitectura es primordial la experiencia, no solo a nivel profesional, sino también personal. Conocer otras culturas, formas de vida, personas de diferentes lugares, viajar… Todo eso queda –cuando estudiábamos nos hablaban de la “mochila del arquitecto”– y de una forma u otra se acaba plasmando en tus proyectos. Cuantas más experiencias y conocimientos lleves en esa mochila infinitamente mejor.
La salud de un espacio ¿tiene relación con el compromiso con el medio ambiente?
Hoy ninguna actividad puede mantenerse al margen de ello; mucho menos la arquitectura, que nunca se debe “olvidar” del medio ambiente porque forma parte de él, se inserta en él.
¿Cómo definís la arquitectura bioclimática?
Si buscaras una definición básica de arquitectura bioclimática encontrarías que es aquella que aprovecha los recursos naturales disponibles para reducir el impacto ambiental y el consumo de nuestros edificios. Por lo tanto, no debería existir una arquitectura que no fuese bioclimática. La base de cualquier proyecto parte del análisis del lugar y el aprovechamiento de las condiciones naturales, en caso contrario el punto de partida es erróneo.
La buena arquitectura siempre es y ha sido “bioclimática”. Hoy en día, además, somos conscientes del reto del cambio climático, y esto ha motivado un mayor desarrollo de la tecnología y de los materiales hacia una construcción más sostenible, que los arquitectos debemos aprovechar.
¿La respuesta emocional a vuestro trabajo es una preocupación básica del estudio?
La respuesta es negativa si te refieres a emociones inmediatas y efímeras, como la sorpresa, más propias de las artes plásticas. Pero es positiva si hablamos de una emoción intelectual, reflexiva, consciente. Cuando el espacio que has generado es de calidad, estás aportando bienestar al usuario, que apenas sin darse cuenta descubre que está a gusto en él.
En el caso de las viviendas es muy evidente: nuestro objetivo es dar al cliente un soporte físico acorde a sus necesidades sobre el que él mismo construirá después su “hogar”. Un ejemplo: al poco de terminar una casa fuimos a ver a nuestros clientes; estaba repleta de familiares y amigos. Nos confesaron que iban allí a diario, porque les encantaba. Para nosotros eso supone una gran satisfacción profesional y nos motiva, ¡a pesar de que van a necesitar buscar la forma de echar a sus visitas!
¿Cómo funciona el proceso de diseño de un nuevo proyecto?
La primera entrevista con el cliente es fundamental. Necesitamos que nos cuenten sus necesidades: cómo viven, cómo trabajan, cómo quieren utilizar el espacio que vamos a construir juntos. Interiorizamos esas necesidades y trabajamos como si el proyecto fuese para nosotros: la idea es saber qué harían exactamente nuestros clientes si tuvieran nuestros conocimientos, porque nuestro objetivo es que al final del proceso tengan mucho más de lo que esperaban.
No solemos dar respuestas evidentes y convencionales, por lo que invertimos mucho tiempo en justificar nuestras decisiones y explicarlas bien. Queremos que el cliente entienda por qué su proyecto es así, y no de otra forma, para que se sienta involucrado y pueda hacerlo suyo.
¿Creéis en la especialización en una tipología de proyectos?
Lo cierto es que nosotros, por los encargos recibidos hasta la fecha, no hemos tenido ocasión de practicarla. Tampoco hemos querido orientar el estudio hacia ella, aunque entendemos que la especialización tiene determinados aspectos positivos.
Enfrentarte cada vez a proyectos tipológicamente distintos te obliga a actualizar permanentemente tus conocimientos y a ser más abierto de cara a conocer otras experiencias y necesidades. Debes estudiar que arrancas con algo nuevo. Y eso, sin duda, mejora el resultado y abre vías de innovación y de crecimiento profesional.
¿Qué diferencia básicamente un espacio público de uno residencial?
Siempre pensamos primero en el usuario cuando nos enfrentamos a un proyecto nuevo. Y posiblemente en él reside una de las diferencias principales entre un espacio público y uno residencial.
El usuario de vivienda se convierte en “habitual”, aunque haga un uso temporal de la misma. Son menos los agentes que intervienen en el espacio, y lo modifican. En los espacios o edificios públicos aparecen múltiples usuarios, desde aquel que por ejemplo trabaja en el lugar a diario, u otros que hacen un uso temporal y esporádico del mismo. Por ejemplo, cuando diseñas un consultorio médico tienes que atender al menos las necesidades de dos tipos de usuarios bien distintos: el personal médico y demás trabajadores del centro, y los pacientes y sus acompañantes que, en muchos casos, acuden solo una vez en su vida. Y cuanto mayor es el proyecto, más agentes aparecerán. Y todos ellos moldean los espacios según su uso; y para todos ellos estos han de funcionar.
ESTUDIO BHER. Plaza Alonso Martínez 7, Of. 65. Edificio Monasterio. 09003 Burgos.