El estudio de interiorismo recibe el encargo de efectuar una reforma visible, eficaz y económica en el espacio central de una guardería y en su despacho de atención y administración. Se buscan, en el espacio a reformar, vestigios de autenticidad relacionados con el pasado industrial que tenía el edificio antes de convertirse en guardería. Encima del cielo raso existente en el espacio central no sólo aparece una preciosa estructura de bóvedas atirantadas sino que, además, se descubre un lucernario y la mitad de otro que llevaban años sin poder dar luz. A partir de aquí todo es sencillo: el volumen, la luz y sólo falta el color.
Pensando en la iluminación y en el color del espacio ganado, se empieza a dibujar el cielo de los niños: un lugar donde la inocencia y la claridad se tiñen del color de los juegos y del ruido de las risas. Diseñan unos bañadores para las vueltas que quedan empotrados en la parte alta de las paredes como luminarias. Y eligen un azul cielo luminoso para extenderlo encima de todos los paramentos ya existentes. Mientras ese tono invita a flotar entre las nubes, la aleatoriedad de los juegos y el movimiento de los niños hacen tener los pies en el suelo. He aquí dos decisiones que son capaces de transformar un espacio: eliminar una capa de cielo raso y añadir tres capas de pintura.
Proyecto: Arnau Estudi d’Arquitectura. www.arnauestudi.cat. Fotografías: Marc Torra. El Cel. Plaça Clarà 3, Olot.